lunes, 21 de julio de 2008

Dominican Hips

La 8 y Broadway. Espero que cambie la luz. No lo suficientemente distraído como para no notar su presencia, cruzo la calle con mi mirada fija en el movimiento de sus caderas. Los dos entramos en la boca del subte. Paso de largo sin prestar atención a su mirada. Viene el N. Todos suben menos yo que espero el R y ella que duda hasta que se cierran las puertas para preguntarme, ¿ése iba hasta Lexingtong? Le ofrezco mi compañía en el R, respondiendo a su iniciativa. Se sonríe, pero cuando viene el tren se zambulle en el único asiento disponible. Me mantengo distante. Parece quedarse dormida. Llega su parada y decido cortésmente despertarla. Me bajo como por instinto. Falto de palabras, le regalo un poema de Neruda que llevo en el bolsillo. Lo lee. Sonríe. Me agradece. Me cuelgo de sus labios. Lo eché todo a perder. Doy media vuelta a esperar el próximo tren para Queens, sin evitar mirar bajo su corta pollera cuando sube las escaleras.

Océano
"Cuerpo más puro que una ola
Sal que lava la línea
y el ave lucida
volando sin raíces"

P Neruda.

viernes, 11 de julio de 2008

febrero estanco

¿Todo es estanco en febrero?
Porque hubo febreros de lluvia y esperas
de tierras que daban olores, erecciones, algo.
Pero este febrero es estanco, como si le faltaran rinrajes,
baldazos de agua en los balcones,
chicas de anís, de guillerminas...
Febreros que yo corría,
con la pelota en los pies, driblando

miércoles, 2 de julio de 2008

Canción de la chica escatológica

Te veo en la fábrica,
en el bar; a la salida del hospital.
En el teatro tomás tanta leche que te chorrea.
Te encuentro en Palermo
te encuentro en Almagro
te encuentro en Belgrano
te encuentro en San Telmo
Si vas de la mano de un condecorado,
sacás una lengua blanca.
Te veo llegar como llega la ola
de rápidas espumas a la orilla
y rápido hacés así, para atrás
y volvés a tu mar, salado
aunque yo no te lo haya chupado,
pero salado es el gesto
de tus hombres bolicheros
que me erecta y me da náuseas.
“Quiero un perrito que cague chiquito,
tengo un departamentito”, dirías
si me hablaras,
pero no me hablás, me mirás; yo te miro,
si te hablara,
te haría un cucurucho de vocales
(más cerradas en la punta, más abiertas en la base)
te lo metería así de una,
con tan extraña dulzura,
y después, iríamos a pasear
en taxi.