miércoles, 9 de marzo de 2011

algunas preguntas que surgieron a partir del aggiornamiento de susanita durante los carnavales del año 11

Susanita impostada pregunta: “¿querés escuchar Caetano?” (she don’t like Caetano)
Aquí algo se aclara; hay una reinauguración, otra intermitencia, una nueva/vieja toma de decisión, una política a seguir. Claro, ya lo ha hecho varias veces, pero ahora, esta nueva insistencia cobra el cariz de un último manotazo después de otro último manotazo.
Hay un empalagamiento de mentira flotando en el aire. Caetano podría ser perfecto para ilustrar -en un futuro- el momento; pero en el presente, en el acontecer sólo aporta redundancia, más sacarosa a la cosa, azúcar de la recontra-refinada.
¿Entonces qué hay detrás de esta pura, absurda complacencia: el despunte de un viejo temor?
¿Querrá que se note el gesto de que se banca lo que no quiere? ¿O pretende realmente que no se note su sacrificio de resignar algo más duro, un rock?
Pretende.
¿Para qué?

Pero ojo,
Ella puede satisfacer. Él, no.

¿Aquella concesión la hará creer que ama?
¿Qué significará en su sistema de códigos? (sigo odiando esta palabra)
¿A qué la autorizará?
O simplemente paga culpas, faltas, comportamientos adúlteros…
¿Qué fue a buscar tan lejos, tan bonita?
Acaso al rubio de Baywatch con los shores rojos y el flotadorcito inefable.
Un sueño recurrente.
Lo cierto es que ya ni ella cree en esta escenografía playera. Ya no se ve como escenógrafa.
Piensa que ahora quiere ser cocinera aunque hagan siglos que no elabora un plato. Pero no, no, no, se da cuenta: la cocina es más de lo mismo, es como seguir en el transitadísimo camino de la complacencia
Mejor: Protocolo y Ceremonial; algo para ella.
Gallery nights es lo suyo.

“¡Qué martirio!”, se queja Susanita impostada y poseída por demonios desde quién sabe cuánto ha. Porque no parecen ser sólo dos, los polos en disputa.
Provisoriamente la salva una campana/timbre: Trrr Trrr, y otra vez trrr trr Trrrrrrrrr. Se ilumina: decide trasladar su combate interno al afuera. Invertir la carga.
Tira una bomba a destiempo en una plaza, se salpica de esquirlas. Todo le sale mal.

Por suerte ya termina el carnaval. En los estertores del corso, Susanita impostada y malherida retirará de su rostro la careta, y de golpe todo –te lo aseguro- todo se volverá más fácil.