domingo, 6 de noviembre de 2005

adentro tuyo

Trabajo el deseo. Trabajo en el deseo. ¿Queda feo?
Un empujoncito nomás y aparece donde menos lo espero: en un lugar tan común como las exuberantes mamas de la cantante melódica. Tan común para el deseo de otros. Y es un buen motivo supongo, dejarme caer en el lugar común de todas las miradas y deseos. Sí, me engancho en algo que tal vez otras veces hubiera renegado.
Y ella no quiere seguir hasta el extremo hoy, dice. No me va a invitar a pasar, parece. Desatamos nuestros cintos de seguridad. Nos desatamos. Siento como un recupero de algo. ¿Será su repertorio ochentoso?, porque la noche empezó con su show a medianoche. Pero ahora en el auto ella pregunta si lo que suena es Cerati. Dice que la música la seduce y le impide bajar; lo que dice no es del todo apropiado se da cuenta, porque también estoy yo.
Los vidrios del auto se empañan, se polarizan momentos antes de que amanezca. Está bueno no bajarse y sentir una incomodidad lejana, de deja vu. Y los jadeos son sin temor a que te asalten, como en los 80’.
“Adentro tuyo caigo del sol/ Adentro tuyo es único/ Es único”
Cantamos.

1 comentario:

Selva dijo...

aloja bertrand, no habia leido estos. es decir voy de adelante hacia atras y cada vez me gusta mas.