lunes, 17 de marzo de 2008

Mirá lo que me dijo Platonov

mientras escuchaba el concierto nº4 de Beethoven.


Platonov.- Escucho y me pregunto dónde se acumulan todos esos siglos que vivió el hombre. (Cierra un momento los ojos y lagrimea). El pianista se llama Pierre-Laurent Aimard, ¿le gusta? Supuestamente se dedica a un repertorio de música contemporánea. Pero se mete con Beethoven y no entiendo cómo hace, cómo se hace para abarcarlo todo. (Devuelta un llanto.) Será que nada cambia tanto como me parece… será que los hombres somos los mismos siempre... Será que nunca vamos a desaparecer como especie…
¡Qué martirio, tantos niños! Enseñémosles pues, que lo único a lo que debemos aspirar es a la bondad. Ya sabemos que la ciencia es nociva, que el progreso es nocivo, y todo gran cambio de paradigma metafísico en la humanidad no es más que mera diversión, digresión. Lo peor que nos puede pasar es aburrirnos y ante eso sí reaccionamos como especie. Y acá estamos, contra todo pronóstico, distrayéndonos para evitar el tedio. (Pausa) La ecología fue moda hace más de cien años, ¿cómo podemos seguir con eso ahora? Si a pesar de que nos guste controlar y destruir todo, somos incapaces de destruir y controlar nada; ni a nosotros mismos. Basta de enseñar la ecología, enseñemos y transmitamos bondad, no como el “ying” de la maldad, no: La bondad a ultranza. Ya no alcanza con pasarla bien, con la manera que cada quien tenga de pasarla bien. Dejemos de premiar la inteligencia, la belleza, la aristocracia; dejemos de admirar el éxito. Contemplemos atardeceres, sí. Pero aprendamos de los buenos. Sintamos el placer de dar amor, dejemos que el bueno de Yaco se coma los animalitos de su jardín si tiene hambre. (Pausa.) Aunque no me malinterprete; caminé doce verstas porque quiero ser parte de la orgía. Salud.

No hay comentarios.: