martes, 7 de octubre de 2008

Bailaora

Se llevaba cada tanto un hombre. “Unas degustaciones” dijo. Yo reí, porque fue gracioso, pero me sorprendí: ¡Qué extraña manera de seducir!, porque era eso lo que hacía, no? y de forma letal. Ella misma, poco antes o poco después habló de algunas formas de seducir que consideraba fáciles, burdas, (no me acuerdo bien la palabra que usó) como valerse del acento extranjero. Pero todo lo pronunciaba tan bien que yo fácilmente caía. Se me ocurrió que su estocada final me la daría en el tablao cuando empapada en un sudor que oliera a una mezcla de almizcle y azahares, comenzara a vibrar por efecto de las llamas.

No hay comentarios.: